Dejé de publicar en mi blog
ante la disyuntiva de escribir o no sobre la muerte de Martha Karina Torres
Jorge. Me pareció inmoral la sola idea de ser más leído por tratar esa desgracia.
Hoy es distinto: la noticia se enfrió; paradójicamente, ahora es importante
mantener vigente el tema, el cual se conecta con diversos problemas de nuestro
país. Con hipocresía exacerbada por las campañas mediáticas estadounidenses, afectamos
indignación ante la discriminación que sufren las mujeres en algunos países del
mundo árabe. ¿Y las muertas de Juárez? ¿Y la explotación sexual en México,
perpetrada incluso contra bebés? Todo esto me hace refelxionar acerca de
algunas cosas muy lamentables que suceden en nuestra sociedad:
·
Concepción y refuerzo del maltrato a la mujer como
algo “normal”. Comienza con situaciones
tan simples como el que hombres traten a mujeres a gritos y empujones, las
humillen, las insulten. Karina intentó dejar a Cristian, al ver que era posesivo,
pero fue tarde. El testimonio de los amigos del asesino es de que él ni
siquiera peleaba contra otros hombres (al igual que el microbusero violador). Los
“chicos malos”, los agresivos, son promovidos como ideal masculino en el cine,
la televisión, la industria discográfica y la literatura… en la vida real
pueden ser la puerta al infierno. Un solo piquete de arma punzocortante puede
ser mortal; Cristian le asestó 25 puñaladas a Karina, una muestra reiterada de
odio y cobardía.
·
Expectativa de impunidad por parte de los agresores. ¿De qué otro modo puede ser, cuando ni siquiera en
los casos más vergonzosos, como los de las muertas de Juárez o en los crímenes
de Acteal se ha aplicado la justicia? Recuerdo, sólo como un ejemplo de
ineficacia en la impartición de justicia, que el microbusero violador escapó “sin
que sus custodios se dieran cuenta”. Si no se hubiera lesionado al caer, tal
vez seguiría libre. No sé qué haya sido de esa carga inútil de la sociedad,
pero espero que los impuestos no le estén pagando ya cuidados médicos.
·
Nula valoración de la vida ajena. Este problema se agrava conforme nuestra sociedad se vuelve
más materialista y hueca; era mitigado hasta cierto punto por las religiones,
la moral (sí, esa palabra tan manoseada por la derecha), incluso por la
caballerosidad, aunque no es más que otro matiz del androcentrismo. Los medios
de comunicación tienen un papel vital en esta aberración moderna: por un lado muchos
libros, películas y series de televisión glorifican al asesino serial, al
narcotraficante, al soldado imperialista o a cualquier otro capaz de infligir
daño; por el otro, presentan a la mujer como un objeto al servicio del hombre.
No es tan simple como que tal asesino haya visto alguna vez una mala película,
eso sería simplificar demasiado las cosas: se trata de una campaña constante,
masiva y altamente persuasiva, en combinación con otros factores. ¿Recuerdan el
tratamiento sensacionalista en los medios al caso tan ridículamente llamado del
“caníbal poeta”(¡!)? En vez de realizar un análisis serio, los comentaristas de
la televisión aprovecharon para presumir su cultura literaria y cinematográfica,
sin acercarse siquiera al fondo del asunto.
·
Pérdida de la noción de límites. Cristian apuñaló a Karina por haber roto la relación.
El “crimen pasional” puede sonar muy deslumbrante en canciones cursis, pero es
una realidad indignante. ¿Esto se relacionará con padres permisivos e hijos que
crecen creyendo merecerlo todo? Una vez más, hablo del fenómeno en el contexto amplio
de una sociedad. ¿Recuerdan a la joven que mató a sus padres porque no le
prestaron el automóvil? ¿O los casos recientes de padres que matan bebés porque
éstos no paran de llorar? El desarrollo mental de estos homicidas es el de un
niño que hace berrinche hasta conseguir lo que quiere… pero matan. En su visión distorsionada de las
cosas, algunos se consideran a sí mismos “valientes”, pero son lo contrario:
incapaces de resistir ni la más mínima frustración, sin ninguna fuerza y que
nada tienen para aportar a la sociedad. ¿Y qué decir de aquellos que gozan la
impunidad que da el dinero o el poder político de papá?
·
La sociedad civil está prácticamente sola. Cristian fue capturado gracias a una reportera; de no
ser así, andaría libre y tranquilo, vendiendo helados o causando lástima en
algún otro estado del país. La mayoría de los ciudadanos hemos sido educados
para ser víctimas pasivas. Es hora de cambiar esto. Sólo queda protegernos nosotros
mismos y entre parientes, vecinos, compañeros de trabajo; educar a nuestros
hijos en el respeto pero también en la defensa y en el sentido de tribu;
practicar una cultura del autocuidado y estrechar la comunicación entre
familiares. No queremos estos males.
Fuentes:
Imagen: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e1/Drought.jpg