lunes, 30 de junio de 2014

La Copa Mundial de Futbol y las cosas importantes

Fuente de la imagen:
http://elcandildelospensamientos.files.wordpress.com/2011/05/fotnot_no_violencia_genero_11.jpg

Ayer fui testigo, una vez más, de cómo la ciudad se quedó muda después de que la selección mexicana de futbol perdiera el partido que le permitiría pasar a cuartos de final.
No estoy contra el futbol en sí: con lo que no coincido ni coincidiré es con dejar en manos de once deportistas la alegría, el entusiasmo, la autoestima nacional, como si ellos tuvieran la obligación de aliviar la frustración de cada uno de los aficionados. Es una manera muy cómoda de culpar a alguien más por los propios sentimientos de derrota. No es tan importante: es un juego, el que la selección nacional no gane mundiales no nos hace un país fracasado. En todo caso serían otras cosas las que nos harían serlo. Pero no: estoy convencido de que valemos más que eso.
Muchos amigos míos desprecian el futbol porque  consideran que distrae a la gente de asuntos como la reforma energética que nos están imponiendo. Hay matices: también conozco gente informada y con una formación política que gusta del futbol. Yo casi nunca lo veo, y cuando lo veo no me apasiona. Prefiero ver otros deportes y tampoco por eso dejo de estar informado de la situación del país (hasta donde se puede).
Hoy sí me siento lleno de rabia, impotencia y vergüenza, pero no es por el desempeño de las selección nacional, sino por la estupidez, la cobardía y la bajeza de unos turistas mexicanos en Fortaleza, Brasil: manosearon a una mujer brasileña y golpearon cobardemente al marido y a otro hombre, quienes intentaron defenderla. Se salvaron de ser linchados, y realmente lo lamento: esas personas no hacen falta en mi país ni en ningún otro. Tal vez están acostumbrados a tratar así a las mujeres de su familia, y como en México no pasa nada, creyeron que podían hacer lo mismo en Brasil. Espero que se queden en la cárcel y que ahí les hagan pagar su delito (hasta donde sé, en Brasil los presos sí le pagan a la sociedad con trabajo: las máquinas para fábricas que compra México a Brasil las elaboran los presos, o al menos así era hasta hace unos años).
Desgraciadamente este delito sí es importante y sí refleja lo que está pasando en México: se llama violencia de género. En este país, hipócritamente, se da mucha cobertura al maltrato contra la mujer en el mundo árabe, mientras siguen sin resolverse no sólo los asesinatos de Ciudad Juárez, sino muchos otros ataques que suceden a diario, desde discriminación laboral hasta violaciones, acoso, explotación sexual y feminicidios. Ante esta situación, incluso el hecho de que estos malnacidos den una pésima imagen de México pasa a segundo término.
Seguramente a estas alturas ya hay montones de memes respecto de estos vergonzosos sujetos, transmitidos por Internet de forma viral, sin análisis y sin tomar una postura, y no tomar una postura al respecto es, cuando menos, una gran cobardía.
Espero que estos imbéciles no tengan “palancas” y  que paguen por su abuso.
Espero que la gente de mi país le dé importancia a lo importante.
Espero (y pongo mi grano de arena para ello) que los mexicanos hagamos todo lo necesario para erradicar estas acciones de mierda.

Fuente:

http://www.record.com.mx/articulo/noticias/1678044/mundial+grupo-a+mexico/detienen-a-cuatro-mexicanos-por-violencia-en-fortaleza

jueves, 26 de junio de 2014

Stan Lee racista


Stan Lee en 1973.* Fuente:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/ec/Stan_Lee_1973.jpg?uselang=es

Se suele dar por sentado que un texto crítico debe ser “objetivo”, sobre todo cuando se trata de analizar una obra de arte, que se supone sólo debería ser explorada en su aspecto estético, y además se pretende tratar dicha obra como si fuera inocua por el sólo hecho de ser “arte”. No hay pretensión más hipócrita: si tomamos en cuenta, en primer lugar la mala fe de los creadores; y en segundo, el poder de penetración del cómic, presumir de “objetividad” en este caso es una de dos, una cobardía o una vileza.
Stan Lee mostró una imaginación desbordante y una capacidad incomparable para concebir personajes. Su trabajo con dibujantes como Jack Kirby y Steve Ditko dio como resultado historietas de acción intensa y una narrativa visual extraordinariamente efectiva, que atrapaba la atención del lector en cada página, de principio a fin (y lo dejaba con ganas de más), episodio tras episodio. Además, su equipo consiguió que el público siguiera más de una revista, para conocer completas las historias de los diferentes personajes que se entrelazaban por medio de referencias cruzadas. Creó personajes que han pasado la prueba del tiempo, como lo demuestra la relativamente reciente ola de remakes cinematográficos que retoman superhéroes como The Avengers, The X-Men y Hulk. Hasta aquí todo está bien: todo el mundo tiene derecho de ganarse el pan siguiendo sus capacidades e inclinaciones personales.
Por otra parte, no es secreto, ni siquiera novedad, que los comics estadounidenses han sido propaganda política: el Capitán América (creado por Joe Simon y Jack Kirby en 1941) combatía a los nazis, en plena Segunda Guerra Mundial; del mismo modo, décadas después y sin ser el único durante ese tiempo, un Frank Miller ya en franca decadencia, combate a Al-Qaeda por medio de la historieta.1
Sería largo enumerar cada una de las situaciones, dentro de la enorme industria Marvel, donde florece la histeria xenofóbica. Para el presente texto nos limitaremos a señalar los ejemplos contenidos en un solo tomo de Los Vengadores,2 pues el racismo antiindigenista es el que nos ocupa en esta ocasión (aunque el suprematismo blanco está presente de muchas formas a lo largo de todos los productos de esta compañía, aun con intentos de maquillaje como la creación del superhéroe afroamericano Black Panther).
Gracias a la capacidad de síntesis narrativa de este equipo de creadores, no es necesaria una búsqueda exhaustiva para encontrar viñetas que nos responden una pregunta concreta: ¿Cuál es el papel de los indígenas en el cómic de Los Vengadores? Analicemos las viñetas.
En la página 82 de la compilación en español (The Avengers, núm. 4, marzo de 1964, p. 1), en la última viñeta (las enumeramos según el orden de lectura de cada página), un “esquimal” levanta los brazos, mientras varios personajes similares hace una reverencia como las de los dibujos victorianos que representaban a árabes y turcos. En el texto se lee lo siguiente: “A unos cuantos cientos de metros una tribu aislada de esquimales hacer reverencias en un extraño ritual...”, y uno de los supuestos indígenas dice: “Oh poderoso señor de los fríos hielos, escucha nuestros ruegos...”
En la viñeta 1 de la siguiente página, Namor, el submarinero, quien presenciaba la escena, piensa: “¡Tontos! ¡Están adorando a un cuerpo congelado en un cubo de hielo!”; y en la viñeta siguiente los “esquimales” huyen aterrados mientras Namor levanta el bloque de hielo y les grita. En la viñeta 4 de la misma página, el Submarinero rompe el hielo al tiempo que se pregunta: “¿Acaso el poderoso Namor ahora solo puede pelear contra asustados e indefensos primitivos?” El hombre al que rinden culto los indígenas resulta ser... ¡el Capitán América!
Del mismo modo, en la página 89 (The Avengers, núm. 4, marzo de 1964, p. 8), el CA comenta a los vengadores: “... y luego me encontraron unos esquimales que pensaron que era un objeto sobrenatural!” ¡¿Cómo o por qué los “esquimales” adoran a un Capitán América congelado como si fuera un dios?!
Posteriormente, en la página 128 de la compilación en español (The Avengers, núm. 6, julio de 1964, p. 3), en la segunda viñeta, se ve a Zemo, el exnazi y enemigo del CA, siendo llevado en hombros por unos indígenas con piel de un inverosímil color gris plomo. En segundo plano, uno de los indígenas (que se supone son amazónicos), abanica a Zemo como los esclavos orientales de las pinturas europeas del siglo XVIII. La viñeta siguiente ya es una obra maestra del racismo: los indígenas yacen muy pegados al piso, recargados en antebrazos y rodillas para que Zemo camine sobre sus espaldas. ¿Se habrá inspirado en esto el equipo de Los 300 para la presentación de Jerjes?



En estas viñetas ningún indígena dice una palabra, ni Zemo hace referencia a ellos: son apenas unos objetos vivientes. ¿Por qué los indígenas están sometidos a Zemo? Nunca se aclara.
Más adelante, en la página 160 en español (The Avengers, núm. 7, agosto de 1964, p. 7), en la viñeta 2 Zemo aparece sentado “en un rústico trono en las agrestes profundidades de la selva sudamericana, donde manda como líder indiscutible.” Misma pregunta que para el episodio anterior.
En la viñeta 3, un Zemo furioso hace aspavientos ante un indígena acobardado, mientras le grita: “¡No se queden ahí parados, inútiles! ¡Vayan a las tribus y empiecen a rendir mi tributo! ¡Es mandato de Zemo!” y en la viñeta que le sigue, seis indígenas más corren aterrados ante los gritos del exnazi, quien les exige un tesoro, recordando quizá la leyenda de El Dorado. En las páginas 166-167 del mismo episodio (pp. 13-14 de la versión en inglés), el CA combate a unos indígenas muy fornidos y armados con ametralladoras, pero incapaces de vencerlo, cuando él sólo cuenta su escudo. Tampoco articulan palabra.



¿Por qué los indígenas amazónicos se humillan servilmente ante el tiránico Zemo? ¿Por qué es su “líder indiscutible”? Nunca se da una explicación, porque la intención, como en el caso del culto “capitanamericanista”, es que el mismo lector llegue a la conclusión más directa y más mezquina: porque los amerindios son inferiores.
Las ilustraciones y los textos que involucran a los indígenas son muy claros: estos personajes están ahí para ser esclavizados por los “malos”, y para ser combatidos y humillados por los “buenos”; y en última instancia, para ser ridiculizados por los autores del cómic y su público, ¡ésa es su naturaleza! (según el señor Lee).
Desde luego, el presente texto no tiene la finalidad de exigir a los creadores unas disculpas que, de ser posibles, resultarían inútiles y vacías. Más bien se trata de demostrar lo que pensaba Stan Lee (y piensa todavía, puesto que el cómic no ha sido modificado) acerca de los indígenas de Anáhuak, y la idea distorsionada que la industria del cómic estadounidense ha presentado de los mismos.
Es perfectamente comprensible (aunque no justificable) que una cultura pagada de sí misma, de su progreso material y tecnológico (porque a eso se reduce su “progreso”), orgullosa de su moralismo hueco (porque a eso se reduce su idea de lo religioso), realice proselitismo para hacer participar a los demás de su misma estrechez de miras. No faltará quien alegue que es necesario ser comprensivos, pues en el momento histórico en que se realizó esa obra, muchos estadounidenses tenían esa misma concepción errónea (así se ha hecho con La carga del hombre blanco de Rudyard Kipling, y con la obra de H. P. Lovecraft, en espcial On the Ceration of Niggers); pero entonces ¿por qué no hay en esas páginas una sola nota de parte de cualquier funcionario de Marvel o de Televisa que atenúe, corrija o siquiera explique esto?
En fin, si lo anterior resulta estúpido pero comprensible, la verdadera aberración es que en un país como México, cuya Carta Magna lo presenta como nación “pluricultural”,3 se difunda una visión distorsionada y humillante de los indígenas. A final de cuentas, si a Stan Lee (el autor de este insulto) y a Emilio Azcárraga Jean (el patrón de sus difusores) poco les importa todo este asunto, a quienes debe interesar es a nosotros, aun cuando los indígenas mostrados en este cómic no estén situados en México.
Bueno... ¡es una coedición con Televisa! ¿Qué otra cosa cabía esperar? Una leyenda en la página legal de la compilación dice: “Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación”; pero a las claras se ve que es una “cura en salud” más bien hipócrita, cuando, programa tras programa, la compañía de Azcárraga se ha esforzado durante décadas por presentar el mismo estereotipo de los indígenas, atribuyéndoles servilismo, cobardía, holgazanería y estupidez.

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NOTAS:
*La reproducción de las viñetas no tiene fines de lucro, sino de crítica y análisis. Si los propietarios de los derechos de reproducción piensan que no deberíamos usarlas, les pedimos que nos lo notifiquen y serán retiradas.
1. http://www.rtve.es/noticias/20120914/frank-miller-enfrenta-batman-contra-qaeda-holy-terror/563264.shtml
2. Los Vengadores. THE AVENGERS. Stan Lee y otros. Marvel Cómics / Televisa, México, 2012.

3: La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dice, en su Capítulo 1, Art. 1, párrafo 5: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico...”,y en su Art. 2, Párrafo 2: “La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.”

jueves, 19 de junio de 2014

A la mexicana 1. Antes de usar la palabra "naco"




Fuente de la imagen: Pulso

Cambiando de canal nos topamos ayer con un programa televisivo del estúpido Jordi Rosado. Junto con dos mujeres, igual de estúpidas que él, irradiaba dicha al hablar acerca de “las nacadas mexicanas”. Como dijo Carlos Fuentes: “No insulto: defino.” Quien lo quiera busque en el diccionario el significado de estúpido. Rosado dijo, palabras más, palabras menos, que otra gente puede hacer “nacadas”, pero los mexicanos somos campeones en eso. Una de las mujeres extendió lo naco a Latinoamérica (debe de haber pensado que eso era una gentileza para México).


Lo primero que pediría este trío despreciable es que definieran el término naco. ¿Saben el origen de la palabra? ¿Pueden explicar qué significa exactamente? No: ni ellos ni nadie entre los millares de personas que tienen orgasmos con esa palabra pueden responder a estas dos sencillas preguntas. Usar la palabra naco es una muestra de ignorancia y mezquindad. El Diccionario de la Real Academia Española, como con muchas otras palabras, no nos ayuda esta vez:

naco
(Del gall. port. anaco, pedazo).
1. m. Am. Andullo de tabaco.
2. m. Col. Puré de papas.
3. m. coloq. Ur. susto (impresión repentina).
4. m. coloq. Ur. Excremento sólido, especialmente el humano.


Vamos a un diccionario nacional, el Diccionario del Español de México, publicado por El Colegio de México:


naco
adj y s (Coloq y Ofensivo)
1 Que es indio o indígena de México
2 Que es ignorante y torpe, que carece de educación: un pinche tira naco
3 Que es de mal gusto o sin clase: “¡Qué blusa tan naca!”

Dejemos de lado que este diccionario ni siquiera tiene criterios tipográficos uniformes (itálicas para “un pinche tira naco”, comillas e itálicas para “¡Qué blusa tan naca!”). Aquellos que se vean tentados a basarse en esa fuente para usar la palabra naco con mayor libertad, antes vean las inconsistencias y pregúntense si es inteligente hacerlo. Según eta idea, 1) es aceptable usar como despectiva una palabra cuyo origen ni siquiera mencionan; 2) según el diccionario, naco, indio e indígena de México son lo mismo; 3) según ellos, el buen gusto y la clase son valores universales. Vamos a aclarar estas tonterías una por una.

1) El inicio de su definición omite el origen del término, como si no fuera importante. ¿Será que quienes redactaron el diccionario temen quedar como nacos ignorantes?

2) La palabra indio merece una entrada aparte, pero, diga lo que diga este diccionario, aceptar que naco es sinónimo de indígena de México es, para empezar, ignorar nuestra Carta Magna, que se supone debería regir nuestros actos como ciudadanos:

ARTÍCULO 2o.
La Nación Mexicana es única e indivisible. La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.

¿En qué parte de la Constitución figura la palabra naco como sinónimo de indígena? Pero preguntemos a los expertos en culturas indígenas: ¿acaso está la palabra naco en algún documento constitutivo del Instituto Nacional de Antropología e Historia?, ¿en alguno del Instituto para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas?, ¿en alguno del instituto Nacional de Lenguas Indígenas? Más importante aún: ¿dónde están esos indígenas que se autodenominan nacos? Simplemente es una palabra usada para discriminar. Confrontemos a continuación a quienes definen la palabra y a quienes simplemente la usan.

3) El buen gusto es un asunto social y cambiante sujeto al tiempo y al espacio: en México puede ser de mal gusto que todos los comensales metan la mano al mismo recipiente, mientras para algunos japoneses es una falta de cortesía y de etiqueta no hacerlo. Pero concedamos que haya algo como un “buen gusto” generalizado hasta cierto punto: ¿quiénes dicen naco cuando podrían decir de mal gusto? ¿Quiénes dicen naco cuando podrían decir ignorante? La respuesta es sencilla: aquellos que conocen muy pocas palabras o que son perezosos hasta para elegir el término preciso, pues resulta muy cómodo dar a una misma palabra todos los significados desagradables que se quiera, lo cual empobrece nuestro lenguaje. Por si fuera poco, ¡ahora resulta que Jordi Rosado es árbitro del buen gusto! Y si se supone que las personas de nivel socioeconómico alto tienen automáticamente conocimientos y buen gusto, ¿por qué nuestros políticos hacen ridiculeces en estado de ebriedad? ¿Por qué llegan a hacer de un poema escrito en 1948 un “ataque” a EPN?

Lo más patético es que la palabra naco comenzó siendo usada por personas de un estrato socioeconómico alto, Luis de Alba la difundió en los años 80 en secciones que ridiculizaban tanto a los estratos altos como a los bajos, y ahora la usan millones de personas (la mayoría) que, con toda seguridad, son consideradas nacas por los del estrato alto. Si la intención de De Alba era el de la comedia clásica (exponer los vicios de la sociedad para hacer que ésta los abandone), logró todo lo contrario.

Dejé la segunda definición del segundo diccionario para el final, a propósito. Digámoslo de una vez: identificar al indígena con la torpeza o la falta de instrucción es mostrar una ignorancia vergonzosa, pero este espacio no alcanza para hablar de la desigualdad de oportunidades y las medidas que ha tomado al respecto el gobierno (a veces idiotas, a veces llenas de odio racial), desde hace mucho tiempo. Personas ignorantes, torpes, con mal gusto (lo que sea que eso signifique), incluso pobres, hay en todas las culturas. ¿No me creen? Metan en un motor de búsqueda los términos white trash, hillbilly y trailer park trash y vean qué encuentran, sin ir más lejos.

Dejemos ya de discriminar y de autodenigrarnos: eso sólo nos hunde más como país. Mandemos al caño a personajes como Jordi Rosado, Facundo, Israel Jaitovich y Consuelo Duval, que lucran dividiendo más a nuestra sociedad, ¡como si hiciera falta!; son esperpentos que desprecian a aquellos de quienes comen. El hecho de que ellos vibren con la palabra naco debería ser suficiente argumento para no usarla. ¿O qué, acaso merecen ellos que los volvamos nuestros líderes de opinión, nuestros modelos de conducta? ¡Paso!


Para el origen y significado inciertos de la palabra naco:
http://www.fondodeculturaeconomica.com/obras/suma/r3/buscar.asp?idVocabulum=197&starts=N&word=naco

Para el mal gusto y la ignorancia en los estratos socioeconómicos altos en México (dejando de lado casos paradigmáticos como Vicente Fox, Marta Sahagún o Enrique Peña Nieto):
http://www.jornada.unam.mx/2014/06/17/cultura/a11n1cul

jueves, 12 de junio de 2014

Caída libre

Actuación: Ana Laura Espinosa
Dirección: Bibi Toledo
Asistente de dirección: Leticia Reséndiz
Guion: Ana Curiel

Fuente de la imagen:
http://www.turinews.com.mx/home/caida-libre-en-cafe-22/

El espectáculo de Ana Curiel, interpretado por Ana Laura Espinosa, prometía cabaret y algo más… y no mentía. El Café 22 se convirtió en el escenario para cuatro mujeres que enfrentan la soledad: una geisha, una viene viene, una cougar y una reina egipcia.
La habilidad de Ana Laura es conectarse con el público por medio de su presencia e interpretación, y la de Ana Curiel hacer que el público no sólo vea y escuche, sino co-construya personajes ausentes. Esta combinación de talentos se hizo patente desde el primer monólogo, donde la geisha llamada Koíto relata sus desencuentros con su amor mexicano. El refinamiento para por parte de ella contrasta con lo burdo de su hombre, que entiende la sexualidad como una genitalización absoluta, dejando de lado no sólo el resto de la piel, sino todos los demás sentidos. El público chilango, al parecer acostumbrado a ser meramente un espectador fuera del “mundo del actor”, tuvo en los primeros minutos un poco de trabajo para interactuar con Koíto (quien realizó un casi onírico baile del abanico, con un velo que flameaba magnífico en el modesto foro), pero al poco tiempo se vio atrapado en una camaradería de doble sentido con la nipona.
Por su parte, la viene viene, junto a un compañero invisible (y ciego, faltaba más), relató su relación con el luchador Quinto Sol, quien al parecer no sólo encuentra placer en el sexo brutal, sino también en ser atendido como buen macho. En medio de las risas, la mujer desliza una frase que cito de memoria: “Otras nacimos para ser madreadas”, pues su excéntrico macho gusta también de usarla a ella para practicar sus llaves.
La cougar no podía ocupar mejor lugar en la secuencia. Es un personaje profundamente creíble y humano que despierta la empatía del público. Hace su aparición con una rutina que no es para los vouyers por azar, sino para sí misma, pues está tratando de escribir poesía erótica, aunque, en sus propias palabras, consigue “puros pinches lugares comunes”. Pasa de un estado de ánimo a otro con una gran naturalidad: desde la confidencia gozosa del último encuentro con un jovencito, que relata a su amiga por teléfono, hasta la venganza contra el exesposo y luego al dolor por el engaño; de ahí transita a la incomunicación con su amiga, al parecer aburrida de escuchar lo mismo (“tampoco me la paso tan padre, les bailo, me ven la celulitis, y cuando se van estoy peor que antes”), al fingimiento con la madre de uno de sus amantes (se hace pasar por “una compañera de la escuela”) y de ahí a la seducción fallida con el muchachito (que aún depende de sus padres), a la molestia, a la súplica, a la furia… y a la soledad.
Para cuando la reina egipcia hace su aparición, el público ya está totalmente en sus manos. Con un lenguaje de barriada, este personaje peculiar hace un retrato de costumbres exóticas y sorpresas, no siempre afortunadas, vividas durante sus viajes por diversas zonas mediterráneas. Elogia la inteligencia y la belleza de Cleopatra y ridiculiza los clichés del porno.

En el origen de la comedia está la intención de exhibir los vicios de la sociedad para hacer reflexionar al público por medio del humor. Después de haber disfrutado la obra y de haber reído no sólo con el guion sino con los pequeños detalles de improvisación, me queda abierta la pregunta: ¿de verdad los hombres mexicanos tenemos una idea tan burda de la sexualidad, y más aún, de la relación de pareja en sí?

lunes, 2 de junio de 2014

Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina


Pueblo Wayú. Fuente de imagen: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pueblo_Wayuu.JPG

Antes que comenzar a comentar la Biblia, a Apolodoro y a Hesíodo, quiero hablar de una obra que todos debiéramos conocer: el Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina, publicado en dos tomos por el Unicef, el Ministerio de Asuntos Exteriores-Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y FUNPROIEB Andes.
Este documento se encuentra en línea y es posible bajarlo en formato PDF de manera gratuita; es una lástima que no reciba mayor promoción, de modo que deseo contribuir con mi grano de arena en este sentido; fue publicado en 2009, de modo que, desgraciadamente, es muy probable que muchas de las lenguas indígenas registradas ahí ya no existan.
El Tomo 1 comienza por explicar la organización de la investigación por áreas geoculturales, y los problemas metodológicos debidos, entre otras cosas, a la secular política de invisibilización, la división arbitraria de los países realizada por los gobiernos criollos y mestizos, así como las políticas públicas de cada país. Las áreas geoculturales propuestas son las siguientes, de sur a norte (ya que no hay una razón para comenzar de norte a sur, como no sea el eurocentrismo tradicionalista):

·         Patagonia e Isla de Pascua (incluye el único grupo sociolingüístico de Anáhuak que pertenece a la cultura polinesia: Rapa Nui)
·         Chaco ampliado
·         Amazonía (el área más extensa)
·         Orinoquía (hasta esta área estudia el primer tomo)
·         Andes
·         Llanura Costera del Pacífico
·         Caribe Continental
·         Baja Centroamérica
·         Mesoamérica
·         Oasisamérica
·         Brasil no amazónico (Sudeste de Brasil, Sur de Brasil, Centro-Oeste de Brasil, Noreste de Brasil)
·         Chaco Bolviano.

¿Por qué este estudio sólo abarca América Latina y deja fuera los grupos de lo que hoy son Estados Unidos y Canadá, si se trata de una, digamos, macroárea cultural? Lo ignoro, pero independientemente de los motivos de esta exclusión y de los intereses internacionales que pueda haber (finalmente la Unicef es una parte de la ONU, cuyo papel político no es ningún secreto), es enriquecedor estudiar toda documentación generada acerca de los pueblos originarios.
Entre los problemas metodológicos se haya qué criterios habría que tomar en cuenta para considerar indígena una persona, como se explica detalladamente de las páginas 9 a 13. Otras dificultades son, por ejemplo, la variedad de nombres para un mismo grupo cultural que ha sido dividido por fronteras artificiales, así como las distintas escrituras usadas para una misma lengua (pp. 15-17).
A continuación se aborda la visión de los invasores, quienes privilegiaron de varias maneras a los pueblos que más se parecían a su idea de “civilización” (pp. 23-31). Las visiones republicanas también cobraron su cuota a los pueblos indígenas, al tratar de uniformarlos según su propia idea de progreso (31-34). Posteriormente se analiza las perspectivas indígenas (pp. 35-46), la historia de su participación política (47-60), pueblos y población indígena (pp. 60-73), situaciones etnolingüísticas y multilingüismos (pp. 74-75), transnacionalidades (p. 76), desplazamientos (p. 77), riqueza y complejidad (p. 80-83) y, finalmente, criterios para analizar la diversidad sociolingüística indolatinoamericana (84-95).
Sería absurdo pretender agotar siquiera el primer tomo (512 pp.) de esta titánica labor en una simple entrada de blog. En comentarios posteriores abordaré los temas que me parecen más relevantes, pero la invitación es a leer el documento y así derrumbar los prejuicios que ciegan a las mayorías.

Fuente: