Es hora de pasar a otro
término con el que la educación oficial nos ha adoctrinado, pues se supone que
“Cristóbal Colón descubrió América”:
descubrir.
(Del lat. discooperīre).
1. tr. Manifestar,
hacer patente.
2. tr.
Destapar lo que está tapado o cubierto.
3. tr. Hallar
lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares
desconocidos.
4. tr.
Registrar o alcanzar a ver.
5. tr. Venir
en conocimiento de algo que se ignoraba.
6. prnl. Quitarse
de la cabeza el sombrero, la gorra, etc.
7. prnl. Dicho de una persona: Darse a conocer, cuando por alguna razón,
vestido, distancia, etc., no había sido
reconocida.
*El significado que nos
importa ahora es el número 3. Nuestro continente y las islas que forman parte
del mismo complejo geográfico y cultural era “ignorado o escondido”... para los
europeos (y eso posiblemente no fuera del todo cierto, según la investigadora
andalusí Luisa Isabel Álvarez de Toledo, cuyo texto África vs. América espero reseñar pronto). Pero quien más debe
importar en un contexto determinado es el propio habitante del lugar, y para
los nativos de Anáhuak, su propia tierra no era una “tierra desconocida”. Si es
verdad que la gente de Anáhuak llegó por el estrecho de Bering, esos fueron los
únicos descubridores, y no otros, excepto por la posibilidad de que unos
extraordinarios navegantes (ellos sí extraordinarios, por los medios con que
contaban) hayan llegado a Perú desde el sudeste asiático.
Expongamos la idea de descubrimiento
en toda su absurdidad, con un ejemplo. Yo no conozco Andalucía, pero si fuera
allá y dijera solemnemente que soy su descubridor, sólo porque yo no conocía
ese lugar antes del viaje, los andaluces se reirían de mí, con toda razón. ¿Por
qué entonces se dice que los europeos “descubrieron” América? ¡Es totalmente ridículo!
La respuesta es
sencilla: usar el término descubrimiento
es parte de la propaganda que busca convertir a los europeos en los únicos
protagonistas de la historia, con exclusión de todos los demás pueblos.
También se han usado
otros eufemismos, durante la conmemoración de la llegada de Colón a Guanahaní:
“Encuentro de dos mundos”, por ejemplo. Ese tipo de expresiones dejan de lado,
mañosamente, una realidad de magnitudes enormes: la invasión, la sistemática
explotación a lo largo de más de cinco siglos, el despojo, la desaparición de
incontables etnias, la aculturación forzosa, ya sea por las armas, el derecho, la
economía o la ideología.
Otros términos usados
con pésimas intenciones, y que no abordaremos de momento, por cuestiones de
espacio, son civilización, pacificar y alta cultura. Volveremos a ellos en publicaciones posteriores.
REFERENCIAS:
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:
www.rae.es/rae.html [consultada en
octubre de 2014]
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